Tu creatividad es esa chispa interior que transforma tu vida y te conecta con el mundo.
Es un tesoro único, esperando ser explorado, compartido y puesto en movimiento para resonar con tu esencia y con quienes te rodean.
“La creatividad es la manera en que el alma se expresa fuera de sí misma”. (Julia Cameron)
Recuerdo cómo, en uno de mis tantos viajes, me encontré dibujando en un cuaderno frente al mar.
Este recuerdo no se trata del dibujo en sí, sino de esa sensación de que algo en mí necesitaba salir, expresarse
Esa experiencia me hizo entender cómo la creatividad nos conecta con nuestra esencia de maneras inesperadas
Esta frase de Julia Cameron nos invita a reflexionar sobre esa chispa interior que pide más expresión, más conexión, y que nos impulsa al movimiento.
Es un tesoro que vive en cada una de nosotras, esperando ser explorado.
¿Qué significa darle aventura a nuestra alma creativa?
¿Cómo podemos conectar con nuestra creatividad y permitirle transformar nuestras vidas?
En este artículo quiero compartirte mi visión, herramientas y aprendizajes que transformaron mi relación con la creatividad.
La creatividad: el motor que nos mueve
Recuerdo un momento especial cuando, mientras diseñaba mi primera mentoría, decidí salir a caminar sin un rumbo fijo.
Esa caminata despertó ideas inesperadas que terminaron siendo pilares de mi proyecto.
Fue la creatividad llevándome a explorar, a conectar con lo auténtico y a darle forma a algo significativo.
Fue mi creatividad pidiéndome “rumba” la que me impulsó a salir de lo conocido y crear algo que me representara, que conectara con otras personas y las inspirara.
Una frase de Facundo Arena, un gran referente de la creatividad para mí, me impactó profundamente, y fue: “Crear para compartir”.
Entendí que mi creatividad no podía quedarse encerrada en mí; debía soltarla al mundo.
Compartir nuestras creaciones no solo nos libera, sino que permite que otros resuenen, transformen y expandan aquello que creamos.
Durante mucho tiempo, creaba en silencio, pensando que lo hacía solo para mí. Pero ese pensamiento me estaba limitando.
Estaba siendo tibia, creando en pequeño, sentía miedo de lo que podría provocar.
Hasta que decidí dar un paso valiente: soltar el miedo a la imperfección y compartir mis creaciones.
Ese acto fue un cambio profundo, una liberación que me llevó a conectar con mi verdadero propósito.
La chispa que vive en todas nosotras
A menudo pensamos que la creatividad es solo para artistas o personas extraordinarias.
Pero la verdad es que todas llevamos dentro una chispa creativa.
Es una habilidad, un músculo que podemos ejercitar. Para ello, necesitamos movernos: salir de la rutina, cambiar de perspectiva, atrevernos a lo nuevo.
La creatividad no surge de la nada ni por arte de magia. Necesita cuidado, espacio y alimento
Aunque muchas veces creemos que crear requiere grandes revelaciones, en realidad, la creatividad nace en gestos simples y cotidianos.
¿Cómo podemos alimentarla?
Pequeños gestos para alimentar tu creatividad
Antes de adentrarnos en esta lista, quiero compartirte un ejemplo de cómo incorporar estos gestos en la vida diaria.
Algo que disfruto mucho de mi vida en viaje, es que puedo hacer algo diferente cada día: conocer un nuevo café en cada ciudad o pueblo que habito; iniciar una conversación con alguien inesperado o desconocido…
Estos pequeños movimientos transformaron mi rutina y encendieron nuevas ideas que ni siquiera sabía que estaban allí.
Y vos también podés incorporar pequeños gestos para alimentar tu alma creativa:
- Incorporar un aroma especial: los sentidos son grandes disparadores de inspiración. Un aroma puede traerte calma, energía o conectarte con el presente.
- Tener momentos de silencio: escuchar es fundamental para crear. Muchas veces, las ideas más claras surgen en la calma.
- Darse permiso para descansar: las pausas no son tiempo perdido; son el espacio donde germinan las mejores ideas.
- Hacer algo nuevo: cambiar de camino, probar una actividad o un curso diferente abre puertas a nuevas perspectivas.
- Relacionarse con personas nuevas: las conversaciones profundas enriquecen nuestra creatividad y nos inspiran a ver el mundo de otra manera.
- Conocer los enemigos de la creatividad: la rutina y el miedo. La rutina apaga la chispa; el miedo nos dice que no somos suficientes. Pero a la creatividad le gusta cuando le decimos al miedo: “Gracias por estar, pero hoy no te necesito”.
La creatividad como acto de fe
Crear es un acto de valentía, de fe en nuestras ideas y en nuestro potencial.
En esos momentos en los que la duda nos detiene, recordemos que cada creación, por pequeña que sea, es un paso hacia adelante.
Crear nos desafía, pero también nos libera.
No se trata de hacer algo perfecto o grande, sino algo auténtico, algo que resuene con nosotras y con quienes nos rodean.
Cuando compartimos nuestra creatividad, no solo nos transformamos, sino que también transformamos el mundo.
Hoy te invito a dar un primer paso, aunque no tengas todos los pasos claros.
La creatividad no es un destino; es un camino.
¿Qué pequeño acto podrías hacer hoy para alimentar tu creatividad?
Quizá sea un momento de pausa, un aroma inspirador o simplemente mirar el mundo con ojos curiosos.
La creatividad vive en vos; sólo espera que le abras la puerta.
Gracias por estar aquí
Quiero agradecerte por estar aquí, por tomarte el tiempo de leerme, de escucharme y acompañarme en este viaje.
Te invito a seguir acompañándome, a moverte junto a mí, a explorar ese espacio donde la creatividad, la reflexión y la transformación se encuentran.
Gracias por ser parte de este recorrido y compartir esta aventura creativa conmigo.
