Cuanto menos llevás, más te encontrás.
Un carry on. Dos pares de zapatillas. Ninguna certeza.
Así empezó mi nueva etapa nómada, esta vez del otro lado del océano.Y aunque parezca que el mayor desafío fue decidir qué meter en la valija, la verdad es que lo más difícil fue elegir qué dejar afuera.
Viajar liviana va más allá del equipaje
Con el tiempo entendí que no se trata del tamaño de la valija.
Se trata de todo eso que no pesa en kilos, pero igual te agota.
Mandatos. Exigencias. Pensamientos que te frenan más de lo que te impulsan.
Hábitos que ya no te representan. Vínculos que dejaron de hacer eco.
Viajar liviana es un acto de honestidad.
Una forma de decir “esto ya no me acompaña”, incluso si durante años lo hiciste parte de tu identidad.
Es reconocer que muchas veces cargamos más por miedo al vacío que por necesidad real.
¿Y si no lo necesito más?
Hay preguntas que duelen, pero liberan:
¿Y si después lo necesito?
¿Cómo voy a hacer sin esto?
¿Quién soy si no llevo todo esto conmigo?
Cuestionarnos incomoda. Pero también abre espacio.Y cuando hay espacio… aparece lo esencial.
¿Y esto qué tiene que ver con vos?
Mucho más de lo que pensás.Porque aunque no estés cruzando océanos, también estás cargando cosas que ya no necesitás.
En el último episodio del podcast comparto qué me llevó a elegir vivir en modo carry on —literal y metafóricamente—, y por qué esa elección puede ser una forma de transformación, incluso si no te vas a vivir a otro país.
Escuchalo acá
Este episodio no es solo una historia personal. Es una invitación directa a revisar tu mochila interna.
A hacerte una sola pregunta, con toda la valentía que implica:
¿Qué podrías dejar atrás para empezar a moverte más liviana?
Si te inspira, si te resuena, compartilo con alguien que también esté en tránsito.
Y si todavía no seguís al podcast, hacelo ahora desde acá.
Porque en cada episodio hay una parte de mi experiencia convertida en impulso para la tuya.
La semana que viene se viene algo fuerte.
Te va a mover.
Nos encontramos ahí.
Con cariño,
Ana
