Correr, resistir, conquistar

Correr, resistir, conquistar

Nada es lineal, todo merece su proceso, su tiempo, su ritmo. Solo necesitamos darnos el permiso de animarnos, de intentar. Que la disciplina nos salve cuando la motivación se ausenta.

Estoy a las corridas, pero esta vez no estoy perdida. Tengo un rumbo claro: en 2025, voy a correr mi primer trail running.

Quizás te preguntes de qué hablo. Bueno, básicamente consiste en correr por senderos naturales, fuera de los terrenos llanos y pavimentados.

Mi historia con el correr no es lineal, pero siempre vuelve. Hace poco más de dos años, coincidiendo con mis 38 años, decidí que quería darle otra oportunidad a esta actividad.

Antes corría de manera esporádica. Comenzaba a entrenar, lo abandonaba. Retomaba y volvían las excusas: el frío, el viento, el terreno... Pero en septiembre de 2024 retomé con compromiso. Esta vez sentí que necesitaba algo más: un desafío que me llevara más lejos.

Correr para mí no es solo movimiento, se transformó en un espacio donde me supero a mí misma, donde el cuerpo y la mente pelean, pero al final trabajan juntos. Es también mi momento creativo. Un momento en el que le doy espacio a mis ideas.

Cada salida, especialmente cuando el amanecer me encuentra en el camino, es un instante de claridad. Las ideas fluyen, los problemas se despejan, y ahí, entre el silencio y el paisaje, surge la mejor versión de mí. El amanecer se volvió mi motor, ser testigo del amanecer le da impulso a mis pasos.


Superación en cada paso

No siempre fue fácil. Hubo días donde el frío o el paisaje no eran los más amables. O donde la ruta me parecía un lugar hostil. Dejé de correr por un tiempo, pero algo en mí seguía latiendo. Durante ese paréntesis, mi compañero de vida empezó a participar de carreras. Yo lo acompañé durante el 2024 una y otra vez, y algo cambió en mí.

Era imposible no contagiarme de la emoción que se respiraba: la gente alentándose, los nervios antes de la largada, la alegría al cruzar la meta. Todo eso era magia pura. Me di cuenta de que quería ser parte, quería vivirlo en primera persona.

En septiembre, con la primavera de mi amado hemisferio sur, mis ganas también florecieron. Retomé los entrenamientos con humildad, con pasos pequeños pero firmes. Primero fueron 7 kilómetros entre caminata y corrida. Hacia fines de mes, logré mis primeros 2 kilómetros sin parar.

En octubre ya eran 6 kilómetros (aún no entiendo cómo pasó, un día salí sin expectativas y solo lo logré), y en noviembre llegué a un hito que nunca olvidaré: mis primeros 10k. La mente decía basta, pero el cuerpo pedía un poco más. Aprendí a escucharme y a sorprenderme. Porque sí, podía más.

Ese día, con la meta alcanzada y el sol acompañándome, entendí por qué corro: por la superación personal, por la conexión con mi cuerpo y mi mente, y por la libertad de saber que siempre puedo ir más lejos.


El horizonte en la montaña

Hoy entreno con un nuevo horizonte en mente: mi primer Trail Running en 2025. Es un objetivo que me desafía y que, al mismo tiempo, me representa.

Mi amor por la montaña, mi esencia nómada y mi pasión por los paisajes se unen en esta aventura. La montaña siempre fue inspiración para mí: a través del trekking, del silencio y la naturaleza. Pero ahora quiero más.

Quiero que ese desafío físico y mental me encuentre en la cima, con los pies en movimiento y el corazón latiendo fuerte. Cada kilómetro que sumo, cada amanecer que presencio, me recuerda que esto no es solo correr: es un viaje hacia mí misma.

El fin de semana del 22 de febrero de 2025, participé en mi primera carrera en llano. Fueron 10k de superación, emoción y celebración. Mi primera meta materializada. La primera carrera de mi vida, a mis 40 años. Risas, llanto, alegría, creencias limitantes, sudor y lágrimas integrándose…todas las sensaciones en solo una hora. Tiempo suficiente para reafirmarme que quiero ir por más.

Lo más emocionante para mí es saber que lo mejor está por venir: mis primeros 12K en montaña.

2025, la montaña, el amanecer y yo. En movimiento, superándome y dejando mi propia huella. Accionando, para que suceda la magia y la conquista.


Aprendizajes para la vida y los negocios

Así como en el running es en la vida, en los negocios.
Nada es lineal, todo merece su proceso, su tiempo, su ritmo. Solo necesitamos darnos el permiso de animarnos, de intentar. Que la disciplina nos salve cuando la motivación se ausenta.

La superación es un proceso, no un instante
A veces se avanza con firmeza, otras veces hay pausas, pero lo importante es retomar con compromiso y permitirse evolucionar en el proceso. El progreso no es lineal, pero siempre es posible avanzar.

La disciplina sostiene cuando la motivación flaquea
No siempre hay ganas, pero el hábito y la constancia son los que marcan la diferencia para seguir adelante, tanto en el running como en los negocios.

Escucharnos nos permite descubrir que somos capaces de más
Aceptar los desafíos, confiar en el proceso y sorprendernos con nuestros propios logros nos muestra que siempre podemos ir más lejos de lo que imaginamos.


Y vos, ¿qué primer paso te estás animando a dar?

A veces, el mayor desafío es simplemente empezar.Confiá en tu proceso, en tu ritmo, en tu capacidad de superarte.Porque la magia sucede cuando te das la oportunidad de intentarlo.


Gracias por dedicarme tu tiempo en la lectura de este escrito cargado de sentido para mí, y que espero para vos también

Deseo ser inspiración y guía. Brindarte claridad y seguridad para que puedas tomar acción y desarrollar el recorrido que deseás, en menos tiempo y con menos frustración que sí lo harías sola.

Desde mi rol, puedo ofrecerte mi mirada para acompañarte a diseñar experiencias que generen disfrute en tu carrera, tanto para vos, como para las personas resonantes que te eligen y así lograr dejar una huella positiva y perdurable

Transitar el recorrido de manera acompañada es nutritivo y gratificante.Estoy aquí para vos.

 

Ana Bonvín
Mentora en Identidad Experiencial

Nada es lineal, todo merece su proceso, su tiempo, su ritmo. Solo necesitamos darnos el permiso de animarnos, de intentar. Que la disciplina nos salve cuando la motivación se ausenta.

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